viernes, agosto 24, 2007

Rozándome

En tus brazos,
donde las colinas de mis pechos
alcanzan las cumbres del placer de tus manos,
y las mañanas en mi cama,
son recuerdos en las horas de tu ausencia;
donde tus pieles,
son el abrigo de mi alma,
y los susurros,
las mieles de los cánticos de tu boca;
donde tus besos,
son los regalos perpetuos
de las tardes grises,
y tus manos
el roce de la mascara de mi alma;
allí,
donde sólo alcanzan los amores esperados,
donde, mis sueños caminan de tu mano,
y los miedos, cayeron rodando
por las espirales del pasado,
allí,
sentado, entre el abismo de la que fui
y el principio de la que soy,
pacientes,
descansan los sentidos de mi ser,
esperando llegar a ser tu amada.

2 comentarios:

Juan Pérez Escribano dijo...

Lo que se pierden algunos...

Anónimo dijo...

¡Vaya que si!
Pero lo ganamos leyendo esta maravilla.
Cada día te superas.